miércoles, 17 de marzo de 2010

1ª Ronda ''Sin nombre'' by: ivimaster87

Primera historia del concurso, escrita por ivimaster87 a día 18 de febrero del 2009
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Un tenue haz de luz descendía tímidamente sobre mi yelmo que descansaba impasible bajo el alféizar de la ventana reflejando brillos dorados y carmesí. Unas minúsculas motas de polvo danzaban sobre él disfrutando de la agradable sensación de quietud, ajenas al momento que estaba por llegar. Más allá, siguiendo la estela de ese rayo sedoso y liviano se habría un mundo bello y resplandeciente. Alegres pajarillos multicolor revoloteaban entre las ramas verdes y esbeltas de los árboles que ponto darían su fruto. Una inimaginable gama de flores ofrecían sus fragancias bajo un cielo límpido que realzaba con claridad el sol de mediodía.

Yo, sentado en un banco bajo de madera labrada, meditaba concienzudamente a este lado de la ventana los siguientes pasos a dar en aquella maldita guerra.
Nunca me había encontrado con unos seres tan persistentes y esquivos.
A pesar del tiempo pasado seguía grabado en mi mente el momento que habría de cambiar todas nuestras vidas para siempre. Hacía más de un año de aquello, cuando todavía no había escuchado el nombre de Rukthern y no conocía a los moradores de aquellas tierras lejanas que apenas alcanzábamos a imaginar.

Más allá de los límites de mi reino donde el gran pantano se extendía perdiéndose en el horizonte, en una tierra desolada de toda vida, se encontraba el territorio dominado por el señor de trono de hierro. Hedores mortecinos oscurecían el ambiente y subían reptando hasta el mismo cielo formando un pútrido manto que no dejaba pasar el sol. Todo su reino era un páramo desierto surcado interminablemente por ciénagas donde la presencia de la muerte se reflejaba en los oscuros y maliciosos ojos de los animales viles y carroñeros que las habitaban. En aquel lugar no había sitio para la esperanza ni la felicidad, solo para el abatimiento.

Llevábamos más de dos semanas ya revisando el límite oriental de mi reino cuando los encontramos. Aquella era una misión de exploración y control por lo que no llevaba más de doscientos cincuenta hombres, tuvimos suerte de que su grupo solamente estuviera formado por 50 de aquellos monstruos. Los exploradores de avanzadilla nos avisaron de su posición y decidí acercarme a ver de qué se trataba. Nada más intuir nuestra presencia se lanzaron desbocados haciendo caso omiso de nuestro número, con el único propósito de llevarse el máximo número de mis hombres por delante.
Y lo consiguieron.
Respeto el valor y la táctica de aquellos enemigos contra los que me he enfrentado, siempre han sucumbido bajo mi poder de una u otra forma, pero lo que aquellos seres me inspiraban no era respeto, era temor. No parecían sentir ningún tipo de dolor y no desfallecían en su empeño, todo con tal de destruirnos.
Sesenta y cuatro hombres abandonamos cabizbajos y derrotados aquellas tierras aunque hubiéramos exterminado hasta el último de nuestros enemigos. Tuve que usar toda mi habilidad guiando a mis hombres por los flancos o con falsas retiradas para salir victoriosos. Desde entonces la guerra ha sido inevitable y los cadáveres cubren las tierras de ambos reinos.
Era hora de prepararse para la última batalla, suspiro y me preparo, cojo mi yelmo apoyado bajo la ventana y envaino la espada en su cinto para partir.
Es hora de prepararse para la última batalla.

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